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Martes 17 de Junio
de 2003
"LA
MUSICA NEGRA ES MAS AUDAZ"
Javier
Ansorena, ABC
DIEGO A. MANRIQUE -
Madrid
EL PAÍS | Espectáculos
La
de Robin Gibb (Douglas, Isle of Man, Inglaterra, 1949) ha sido la voz
más distintiva del grupo Bee Gees: él es el principal responsable
de sus famosos falsetes. Formado en Australia en 1960, el trío
cambió de orientación musical en varias ocasiones, alcanzando
su máxima popularidad en su reencarnación como paladines
de la disco music a finales de los setenta, a caballo del fenómeno
de Saturday night fever.
Los Bee Gees parecían
haber dejado de existir con la reciente muerte de Maurice (el pasado enero),
hermano gemelo de Robin. Resulta que no: "En la confusión
de aquel momento, dijimos cosas de las que luego nos arrepentimos. Realmente,
el fallecimiento de Maurice fue tan inesperado que nos dejó noqueados.
Pero he vuelto a componer con Barry [el mayor de los hermanos Gibb] y
pensamos que seguir con el nombre de los Bee Gees es una manera de curación.
De hecho, tampoco es una situación nueva: cuando yo me marché,
hubo una época en la que el grupo fue un dúo. Si todo va
bien, habrá nuevo disco y gira en 2004".
Robin ha retomado
su carrera en solitario y acaba de sacar Magnet (SPV), que está
presentando promocionalmente en España con dos músicos y
dos coristas. Tratándose de un compositor de enorme éxito,
choca que sólo tres de los temas de Magnet lleven su firma como
coautor; la mayoría son obra de Deconzo Smith: "La verdad
es que me estaba encontrando con extraordinarios jóvenes compositores
que no podían dar salida a sus canciones. Así que seleccioné
lo mejor de Deconzo o Michel Graves y retomé algún tema
mío. Más una versión de Love hurts que había
grabado para un disco de homenaje a Roy Orbison. Es uno de esos temas
que parecen hechos a la medida para una voz como la mía, un poco
temblorosa".
De la misma forma
que los Bee Gees mimetizaban todo tipo de influencias, Robin se aproxima
en Magnet al sonido urban, el R & B contemporáneo que integra
técnicas del hip hop. Aunque en los años sesenta los Bee
Gees hicieron pop a lo Beatles, música psicodélica y hasta
country, los Bee Gees siempre sintonizaron con la música negra:
"Sí, recuerdo que hasta compusimos To love somebody a petición
de Otis Redding, aunque nos gustó tanto que decidimos grabarlo
nosotros. No sé, siempre ha habido una conexión entre los
Gibb y los artistas afroamericanos, que han hecho muchas versiones de
temas nuestros. Personalmente, es la música que más me interesa.
Yo paso parte del año en Miami y es una música que encaja
con el paisaje, con el ritmo de la vida. Además, las producciones
suelen ser muy audaces y eso siempre te incita a trabajar: '¿cómo
demonios hicieron eso?".
Para Robin, las razones
de la longevidad de los Bee Gees están en su carácter de
cantantes y compositores: "Un grupo que dependa de autores ajenos
siempre estará limitado. Por el contrario, nosotros éramos
tres personas muy competitivas que teníamos que justificar cada
canción que traíamos a los ensayos. El hecho de ser hermanos
también ayudaba. Yo dejé al grupo en 1969, nuestro mánager
me demandó y hubo muchas historias desagradables que superamos
por los lazos fraternales. Dicen que los grupos de hermanos siempre se
llevan mal, pero éramos tres y las malas vibraciones se neutralizaban".
A pesar de que Robin
Gibb está defendiendo su disco como solista, no tiene inconveniente
en recordar anécdotas de los Bee Gees. Insiste en que su aportación
a Fiebre del sábado noche fue un asunto de estar en el momento
justo en el sitio justo: "En realidad, nos llamaron mientras grabábamos
en Chateau d'Heronville, un estudio en Francia, y nos pidieron urgentemente
cuatro canciones, tras contarnos por encima el argumento. Aprovechamos
cosas que teníamos grabadas y les mandamos cinco: Stayin' alive,
Night fever, How deep is your love, Jive talkin y You should be dancing.
Lo curioso es que no les gustaron demasiado, pero ya no tenían
otra opción. Pusieron pegas incluso al título de Stayin'
alive, que luego sirvió para bautizar la película siguiente,
la que presentaba a Tony Manero en Manhattan".
Unos meses después,
descubrieron que el Chateau d'Heronville no se alquilaba sólo para
músicos: "Tenía unas habitaciones y unas escaleras
muy llamativas y allí se rodaban películas porno. El rumor
ha ido creciendo y he leído en Internet fantasías sobre
que nosotros estábamos metidos en aquel mundo para buscar inspiración.
Lamento decir que no, que nuestros métodos de trabajo no eran tan
retorcidos".
La locuacidad de Robin
Gibb se acaba si se menciona Sgt. Pepper's lonely hearts Club Band (1978),
la película que protagonizaron a partir del disco de los Beatles
y que fue un desastre comercial: "De eso no quiero recordar nada.
Imagine: atreverte con el disco principal de la historia del rock y estrellarte
a lo grande".
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